Wednesday, August 19, 2015

Nudo visual: las terrazas en forma de anfiteatro de Moray y los pozos de grava

La imagen de Moray ha estado conmigo toda mi vida, desde que era profesor de secundaria en La Inmaculada (Lima, Perú). Cuando Laia, mi hija ahora de 15 visitó Moray, pudo compartir lo que siento. Y las veces que estuve en Moray sentí más fuerte el nudo en mi pecho. Y este nudo se me hace más presente aún. Nunca me había puesto a pensar en los pozos de grava y como al igual que las minas de cielo abierto socavan literalmente la tierra. Un libro que me ha hecho pensar mucho en los pozos de grava como una imagen del daño, cambio y potencial que la tierra tiene, es el de Lucy R. Lippard, Undermining: A Wild Ride Through Land Use, Politics, and Art in the Changing West, New York: The New Press, 2013.

Pongo una cita para empezar y relacionada a este nudo-quipu que no explico pero animo a hacer en la cabeza: un nudo entre la maravilla de Moray y los pozos de grava que aunque no son tan visibles ni notorios, son una herida remarcable al suelo. La ruina prehispánica se convierte en un escombro de lógica al que mira transversalmente los niveles de sedimentación de la tierra; ¿pasa lo mismo cuando se está en un paisaje devastado? Tenía razón Robert Smithson cuando le daba prioridad a la pregunta de ¿cómo vemos las cosas y los lugares? Y cuando decía que la mente y la tierra están en constante estado de erosión.

La cita de Lippard sobre los pozos de grava:
"Gravel pits offer a casual archeology of the meeting places of nature and culture, past and present, construction and destruction, indigenous peoples and colonizers, art and life, creeping globalization and local survival." (p. 31)


Sunday, August 16, 2015

¿Por qué el ensayo?


El ensayo es una forma de explorar, de hacer una digresión, de indagar sin miedo a la incertidumbre. También es una forma de evadir el dogmatismo y adoptar la ambivalencia y la contradicción. Hasta aspira a inmiscuirse en una conversación cercana con los lectores y los antepasados. El ensayo es un modo de revelar una verdad inesperada, pero sin recetas: bajo la investigación periodística hasta el poema en prosa, en los manifiestos--como el manifiesto por la vida o el manifiesto de las semillas--hasta las cartas de amor, incluso en los diccionarios y enciclopedias incompletas --como los Nudos como estrellas--, listas, libros de no ficciones--como La cola del dragón--o apuntes inconexos o archivos virtuales. Toda una gama de acercamiento a las cosas fecundas--como las tradiciones indígenas, la creatividad de los biorrecicladores o el cambio que regala la calle o el desierto o los placeres y posibilidades que cada lugar contiene, o como la belleza de la luz, el espacio y la solidaridad--que nos lleva a ver desastres por todas partes, pero también ejemplos contagiosos de generosidad. Muchas semillas se plantan con las manos y los ensayos de otros--muchas de las frases o ideas que aquí expongo como comienzo no me pertenecen, pertenecen a ensayistas de la calidad de José Carlos Mariátegui o Rebecca Solnit o Phillip Lopate o Robert Smithson.